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Paraguay, Venezuela y Ecuador: la fragilidad de la democracia en Sudamérica

Tres acontecimientos recientes en distintos países sudamericanos nos recuerdan la fragilidad de la democracia en nuestra región. La decisión del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, la tentativa de modificación constitucional en Paraguay y las reacciones a los resultados electorales en Ecuador, son casos muy distintos. Al mismo tiempo nos invitan a reflexionar sobre la situación de nuestras democracias. Oscar Vidarte, internacionalista y docente del Departamento de Ciencias Sociales, comenta las claves para entender esta situación. 

Paraguay 

En el 2013, luego de ser elegido, el presidente paraguayo Horacio Cartes expresó su desinterés por la reelección. La semana pasada, se aprobó un proyecto de enmienda constitucional que abre la posibilidad de ser elegido nuevamente presidente de Paraguay. Esto ocasionó una fuerte protesta de la población, que incluyó la quema del Congreso. 

“No creo que estemos hablando de un golpe de Estado, pero si de una situación que genera mucho malestar. Recordemos que en Paraguay, no solo no existe reelección inmediata sino que un expresidente no se puede reelegir en ninguna circunstancia. Un presidente que prometió no reelegirse y ahora intenta cambiar la constitución para poder hacerlo genera mucho malestar. Además, un partido de gobierno se ha aliado con el partido de izquierda al cual ayudó a expulsar hace un par de años. Es una alianza extraña. Para llevar a cabo esta votación en el Senado han tenido que cambiar marcos normativos previos pensando en el próximo proceso electoral”, indica Vidarte. Para el internacionalista este es un ejemplo de cómo se puede afectar la democracia utilizando el marco institucional y legal. 

“Esto no favorece a la democracia en ninguna parte del mundo y, finalmente, motiva a la gente a salir a protestar”, comenta. 

Venezuela 

El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela emitió dos fallos con los cuales asumía los poderes del Parlamento y retiraba la inmunidad a los diputados. Estos sucesos fueron caracterizados por la oposición venezolana y otros actores sociales como un golpe de Estado. Días después, los fallos del TSJ fueron anulados parcialmente pero la situación continúa siendo crítica. 

“Lo de Venezuela ha sido una irrupción abrupta del orden constitucional y eso es un término que se encuentra presente en la carta democrática. Hasta hace un par de semanas se discutía si en Venezuela había una alteración de la democracia ya que se habían aceptado los resultados electorales de diciembre de 2015.  Creo que después de las acciones ya se puede hablar completamente de un golpe de Estado, de una interrupción abrupta del orden. Es raro que  un poder judicial, o un máximo tribunal, cambie su decisión en pocas horas, a partir del pedido del presidente. Eso denota un dominio claro de un poder sobre otro. Estamos en un país donde las condiciones para el respeto de la democracia, son realmente mínimas y ya requieren algún tipo de pronunciamiento”, señala el docente de Relaciones Internacionales. 

La modificación en la decisión del TSJ no mejora la situación política venezolana, de acuerdo al especialista. “La situación anterior a los fallos tampoco era muy buena. Había un poder ejecutivo que tachaba por medio del poder judicial todas las propuestas de la asamblea, incumpliendo marcos constitucionales”, indica. El caso venezolano dista de la situación paraguaya en niveles. “La comparación es injusta. En Paraguay, hay intereses particulares pero todo ha seguido los canales institucionales”, concluye.

Ecuador 

Las elecciones presidenciales en Ecuador se celebraron recientemente. Por un pequeño margen, resultó ganador Lenín Moreno, candidato afín al expresidente Rafael Correa. Esta victoria, que para muchos representa una continuidad en el gobierno ecuatoriano, provocó la reacción de la oposición. Guillermo Lasso, el contrincante en la segunda vuelta, solicitó un recuento de votos ante la posibilidad de un fraude. 

“Este caso demuestra que, a pesar de los problemas que está viviendo Ecuador en los últimos tiempos, es un país que todavía reconoce parte de los logros de Rafael Correa. Estos logros pasan por reformas sociales, por infraestructura, por estabilidad, cosas que no se habían visto en Ecuador en los últimos 40 años. 

El resultado de estas elecciones es un reconocimiento a esos logros, porque fundamentalmente la campaña de Lenín Moreno se centró en un mensaje de seguir construyendo a partir de lo ya construido”, opina Vidarte.

De acuerdo al internacionalista, esto es también una demostración de que más allá del desgaste de la izquierda a nivel regional y que en algunos países importantes se ha dado un giro, aún la izquierda regional tiene mucha presencia en nuestros países. En el caso de Ecuador, esta izquierda puede incluso participar de procesos democráticos y además, no son dependientes de los liderazgos anteriores. 

“Lo que esto demuestra es que es posible dar paso a otros líderes para que estos proyectos de izquierda continúen e incluso salgan vencedores como en el caso ecuatoriano”, concluye.

Publicado el 5/4/2017

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